851 especies: el cordobés que conoce mejor que nadie a las aves argentinas

Mayo 04 de 2017

No recuerda el día exacto. Si fueron los pingüinos de Península de Valdés, un tucán de Puerto Iguazú, un yabirú de los Esteros del Iberá o un grupo de cóndores que se alimentaban de ovejas muertas al costado de una ruta cerca de Esquel. Julián Quillén no sabe qué día ni con qué especie pasó al canadiense que en solo un mes del verano del año pasado logró ver en la Argentina 650 especies de aves. De lo que sí está seguro es que la arremetida triunfal fue en noviembre y mientras guiaba a un grupo de fotógrafos chinos que habían venido al país con la idea de recorrer el Litoral y la Patagonia para lograr una "gran" foto de un ave por día.

A los chinos los hizo conocer Costanera Sur, los Esteros del Iberá, Puerto Iguazú, Cataratas, Puerto Madryn, Península de Valdés, Punta Tombo, Ushuaia y El Calafate. Todo eso en 15 días. En esas dos semanas vertiginosas y mientras hacía su trabajo, Quillén vio 400 tipos de aves. Tomó nota, les sacó fotos o las grabó mientras cantaban. Cuando cargó sus registros en la plataforma eBird, recién ahí, supo que era muy probable que ocurriese lo que finalmente pasó: este cordobés, que tiene 33 años y vive en El Bolsón, se convirtió en la persona que más aves vio en todo el país a lo largo del año pasado. En total fueron 770 especies, casi el 80 % de todas las que viven o pasan alguna temporada en el país.

Quillén no ganó ningún premio. Ni binoculares último modelo, ni un teleobjetivo para su cámara de fotos. Tampoco un gorro con visera, una cantimplora o un anotador. Ni siquiera la guía de aves de toda la Argentina escrita por Tito Narosky, algo así como la biblia de los aficionados a la observación de aves. "El premio es haber podido ver todas esas especies y estar donde viven. Verlas libres", jura Quillén, que desde los 17 años guía turistas extranjeros que vienen al país con el objetivo de ver aves y que según el Ministerio de Turismo de la Nación son 36 mil.

Una cuestión sensorial

Alrededor de 1500 personas cargaron registros de aves en la versión argentina del sitio creado por el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, Estados Unidos. De esos, 300 compitieron seriamente por estar al tope del ranking y reportaron las aves que iban viendo con una periodicidad por lo menos mensual. Entre ellos hay aficionados, fotógrafos, biólogos, naturalistas y sobre todo guías de observadores de aves. Porque que un guía pueda afirmar que es la persona que más especies de aves vio en un año no es un dato menor para quien quiere que otros depositen en él la tarea de ser llevado hasta las aves más esquivas. Y Quillén no sólo logró eso. Sino que desde 2002, cuando se creó este ranking a nivel local, es el ganador que logró la mejor marca, muy superior al récord de 609 especies conseguido en 2008. "Quillén es un gran entusiasta. Sale al campo temprano, camina un montón. Enfrenta adversidades: lluvia, poca comida, selva. Y tiene un gran oído, que no es un dato menor, porque le permite identificar aves en lugares selváticos", revela el formoseño Fabricio Gorleri, coordinador nacional de eBird, que en el país tiene un acuerdo con Aves Argentinas para la gestión de la versión local del sitio.

Quillén reconoce tener buen oído. Lo atribuye a que casi siempre vivió en el campo y se crió escuchando sonidos de aves. Sus primeros años los pasó cerca de Villa Giardino, en Córdoba. Después se mudó a una casa dentro del Parque Nacional Lago Puelo, en Chubut, donde su papá era guardaparque. Vivió diez años en Bolivia, puntualmente en Santa Cruz de la Sierra, gran parte del tiempo contratado para hacer relevamientos de aves para estancias turísticas y petroleras o mineras a las que se les exigía estudios ambientales que ayudaran a determinar las zonas que por su diversidad de fauna debían ser conservadas. Y actualmente vive con su novia en El Bolsón, un sitio que le permitió sumar 150 aves a su marca. "Puedo reconocer el canto de los pájaros. El año pasado me sirvió mucho para identificar aves en bosques subtropicales de Misiones o en las yungas del Parque Nacional Calilegua, en Jujuy, por donde guié a dos matrimonios británicos", cuenta Quillén, que tiene aprobadas 18 materias de Ciencias Biológicas en una universidad boliviana pero acredita 16 años de trabajo de campo.

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