Día Mundial de los Océanos. Cuáles son las especies argentinas afectadas por los residuos

Una de las formas más eficaces para proteger a la biodiversidad es a través del compromiso de reducir considerablemente los desechos que se generan a diario. Tanto los residuos sólidos urbanos como los provenientes de la actividad pesquera impactan adversamente en el mar argentino, ya que generan consecuencias letales para los vertebrados que habitan en el océano.

El último Censo de Basura Costero Marina realizado por una agrupación de ONG ambientales reveló que el 83,2% de los residuos recolectados en un día en las playas de la provincia de Buenos Aires están constituidos de plástico. Algunos elementos que contabilizaron fueron colillas de cigarrillos, envases y bolsas plásticas.

La forma en que afecta la contaminación a las especies depende mucho de dónde estén: las tortugas marinas, que se encuentran en la zona de la Bahía de Samborombón y en la desembocadura del Río de la Plata, son más propensas a confundir su alimento -las medusas- con plástico. La Fundación Mundo Marino afirma que el 97% de las tortugas marinas vivas que atendieron en 2019 tenía plástico en su estómago o intestino.

Diego Albareda, integrante del Departamento de Conservación del Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, afirma que la ingesta de plástico en las tortugas lleva a un proceso letal, ya que le genera una infección en el intestino que la puede llevar a la muerte.

Por otro lado, los lobos marinos son más vulnerables a quedar atorados en los zunchos que provienen de barcos pesqueros. Estos son utilizados para cerrar los cajones de pesca. "Los lobos marinos no comen plástico, de vez en cuando sí. Pero más que nada quedan enmallados en redes, en sogas, en zunchos o en monofilamento que tiran al mar los barcos pesqueros", explica Claudio Campagna, investigador de Wildlife Conservation Society Argentina.

Otra especie argentina afectada tanto por la ingesta de plásticos como por los desechos pesqueros es el pingüino de Magallanes. Pablo García Borboroglu, director de la organización Global Penguin Society, afirma que los pingüinos son especies indicadoras de lo que ocurre en la naturaleza, ya que "tienen características que lo hacen más vulnerable a la alteración de sus hábitats".

Esas características son que no vuela y depende de alimento que vive en el océano como los peces, los calamares y los crustáceos. Hace 40 años, la principal amenaza a la que se exponía el pingüino eran los derrames petroleros. Hoy, son los residuos urbanos y pesqueros lo que lo lleva a ser una especie "casi amenazada". Estos animales conviven con los residuos que se encuentran en las costas y en el océano, lo que los hace especialmente vulnerables.

El poco tratamiento del monofilamento es otra problemática que afecta a las especies, especialmente a las aves. El monofilamento es el plástico que compone las líneas de pesca utilizadas por los pescadores deportivos. "Es muy duradero, no es como una bolsa de plástico que te dan en el supermercado que queda en el mar y que no está preparada para eso. El monofilamento está preparado para quedar en el mar, entonces produce efectos, sobre todo en las aves, en las tortugas marinas y en los mamíferos marinos, que se llama enmallamiento", afirma Leandro Tamini, coordinador del Programa Marino de la organización Aves Argentinas.

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Crédito: Fundación Aves Argentinas

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