Durante todo el año, decenas de buques en busca de merluza parten del puerto de Mar del Plata para internarse en las aguas argentinas. La travesía pesquera dura alrededor de un mes y en las embarcaciones más grandes y equipadas, la faena se prolonga hasta cubrir de pescado la capacidad de las bodegas, es decir, unos 70 días.
Durante esas largas semanas, a cientos de kilómetros de tierra firme, el vuelo de los albatros de ceja negra (Thalassarche melanophrys), que alcanza los 100 km por hora, acompaña la azulada postal del atlántico sur. Las bandadas sobre el mar abierto parecen no advertir riesgos. Sin embargo, al accionar las tareas de pesca, el apacible escenario puede tornarse violento sin las medidas adecuadas.
Esperanza en altamar
“A fines de los 90, trabajando para mi tesis tomé conciencia de estas interacciones”, cuenta el biólogo Leandro Tamini, actual coordinador del Programa Marino de la ONG Aves Argentinas.
En aquellos viajes iniciales, el científico conoció la realidad del albatros de ceja negra, una especie característica de los mares de Argentina y Chile.
Esta ave pasa la mayor parte de su vida volando sobre el océano. Por eso, de hecho, es habitual para los hombres de mar, pero poco conocida para los costeros.
El albatros de ceja negra suele nidificar en islas alejadas del territorio continental, como las Islas Malvinas ubicadas a 500 km de la costa argentina. Sin embargo, en 2005, los monitoreos poblacionales de las colonias de este albatros en Islas Malvinas y Georgias del Sur indicaban un decrecimiento que rondaba el 2 a 4 % anual, una tendencia que de mantenerse, hubiera ocasionado un serio problema para la especie en pocas décadas.
Los científicos encontraron que la causa del problema estaba en el medio del océano.
Tras sistematizar los datos recogidos a bordo y revisar experiencias en otros países, el equipo de Aves Argentinas retomó los viajes en 2008 para ver si era posible disminuir las interacciones con albatros con la ayuda de espantapájaros instalados en las redes de arrastre. Así, como parte del Programa Marino, se implementó en Argentina el Proyecto Albatross Task Force, una iniciativa internacional para revertir la situación crítica de albatros y petreles en el mundo.
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