De identificar una mosca en un departamento en medio del cemento de la ciudad a tomar la primera fotografía en la historia de una especie de escarabajo en Salta. De separar y pesar los residuos en el hogar a promover políticas para su gestión. Los ciudadanos podemos ser parte clave en el conocimiento científico de la naturaleza y el impacto de nuestras actividades en el ambiente.
Según el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina, la ciencia ciudadana es “una investigación que integra el trabajo de científicos profesionales junto al ciudadano común para la construcción colaborativa de conocimiento”. Es decir, los ciudadanos participan en proyectos de investigación organizados por expertos.
Para comprender este concepto, conozcamos algunas de las iniciativas locales que no sólo buscan contribuir al conocimiento científico del ambiente, sino que también, y a partir de ello, aspiran a concientizar a la ciudadanía para que haga un mejor uso de la información en la toma de sus decisiones cotidianas.
Redescubrir la naturaleza local
“Contribuyendo a la biodiversidad del país”, es el lema que acompaña a ArgentíNat, la versión local lanzada en noviembre de 2019 de la plataforma global iNaturalist, que promueve la observación, el registro y la divulgación de la biodiversidad.
Leonel Roget, analista de comunicación de la Fundación Vida Silvestre Argentina y administrador del nodo local de la plataforma, resume su funcionamiento: se toma una foto a una especie (desde aves e insectos, a reptiles, mamíferos y especies de flora) y se la sube a la aplicación. Por inteligencia artificial de la información científica ya cargada, la aplicación la puede reconocer o dar un resultado aproximado. Luego, distintos expertos la terminan de identificar y se le otorga un certificado de validez.
“Esto no reemplaza el trabajo de campo de un científico, pero les da una herramienta adicional. Las imágenes forman parte de un biorrepositorio global”, subraya Rogel respecto de una plataforma que tiene 2 millones de usuarios registrados alrededor del mundo y más de la mitad de ellos activos.
¿Cómo puede contribuir la participación ciudadana al conocimiento y cuidado del ambiente? Veamos tres ejemplos que menciona Roget a partir de la experiencia de la plataforma. En primer lugar, una observadora aficionada tomó en Salta la imagen del escarabajo Atalasis sagroides, la única especie representante de la familia Sagrinae en el país. Esa imagen se convirtió en la única foto conocida de un ejemplar vivo de la especie.
En segundo lugar, para los científicos es muy complejo seguir el movimiento de especies migratorias compartidas entre distintos países, como la Mariposa Monarca, cuyo viaje migratorio se ve afectado por la reducción de su hábitat reproductivo en Canadá y Estados Unidos (esto se debe, según WWF, a la disminución del algodoncillo por el uso de herbicidas, la deforestación y otros cambios en el uso del suelo, y las condiciones climáticas extremas). Los distintos registros de la mariposa en diferentes puntos del mapa de la plataforma, en un mes más en algún lugar y en otro mes más en otro lugar, le permiten a la ciencia conocer esos movimientos.
En tercer lugar, la plataforma permite darle seguimiento a la presencia de especies amenazadas cuando alguien logra hacer un registro fotográfico de algún ejemplar. Pero aquí son muy cuidados: ese registro no aparece exacto en el mapa sino aproximado para evitar que la información sea utilizada por cazadores para ir a buscar al ejemplar. Si algún científico está interesado en la información registrada, deberá contactarse con el equipo y comprobar su identidad profesional.
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Foto: Aves Argentinas. Intervención: Pablo Domrose.